El plato de Cha Petronila
Y como recuerdo emotivo para mí, la de la consecución del plato de «Cha Petronila» (q. e. p.d.).
Vivía lejos de aquí, en el campo. Fui a verla una y otra vez, llevando como objetivo el plato que tanto me interesaba. Era una anciana analfabeta, pero no olvidaré nunca aquellos modales tan finos y correctos, aquel trato afable. Hice toda clase de esfuerzos en torno a mi pretensión, pero resultaron completamente infructuosos. La anciana no cedía. Aquel plato era un señalado recuerdo de sus padres y por nada ni por nadie se desprendería de él. Ante tales razonamientos di por perdida definitivamente mi aspiración. Desistí de volver sobre el asunto.
Y al despedirme, medio en broma, medio en serio, le dije: “Pues bien; le prometo una misa cuando fallezca, si yo lo heredo”.
Transcurrieron más de dos años y, cuando apenas yo recordaba esta conversación, apareció un familiar con el tan codiciado plato, porque aquella buena anciana, en sus últimas horas, les había dicho que me lo entregaran. Evoqué con pena el gesto y la palabra de la pobre «Cha Petronila». Y cumplí, naturalmente, lo ofrecido.
COMO SE VE, NO TODO ES POLVO Y ORÍN EN MIS BÚSQUEDAS, SINO QUE TAMBIÉN HAY SENTIMIENTOS, AFECTOS Y EMOCIONES.
P. Hasaf: UNA VISITA AL MUSEO DEL SR. GÓMEZ FELIPE, EN LOS LLANOS DE ARIDANE. Diario de Avisos. Santa Cruz de La Palma, 26 de marzo de 1942.